Como entrenadores nos llenamos la boca de querer jugar rápido y dinámico en categorías formativas y trabajamos concienzudamente para ello pero luego cuando se produce un tiro precipitado culpamos muchas veces a nuestros jugadores bajo un filtro, me atrevería a decir, emocional, de egoístas o incluso de estúpidos. Lo sé, porque yo lo he hecho en el pasado.
Cuando se trata de enseñar la selección de tiro a los jugadores en etapas de formación, muchas veces nos enfrentamos al reto de que no logran discernir entre un buen tiro y uno no tan eficaz, especialmente si pretendemos jugar de manera tan rápida. Durante mi visita a un entrenamiento en uno de esos vetustos pabellones de high school en Estados Unidos, tuve la oportunidad de hablar con un sexagenario entrenador de instituto, quien compartió una analogía tan simple como brillante que me ha ayudado a transmitir mejor este concepto a mis jugadoras y que creo que quizá pueda ayudarte: la caza.
La caza como metáfora de la selección de tiro
Aunque nunca he ido a cazar, documentales y películas como la hilarante La escopeta nacional de Berlanga me han dado una idea bastante general de como funciona una batida de caza.
El coach, que era un experimentado cazador de ciervos, me explicó que, al cazar, si disparas al primer pequeño pájaro o animal que ves, probablemente falles debido al poco tamaño del mismo, a tu puntería o la distancia, y además, podrías espantar a la gran presa que es el principal objetivo. Aplicado al baloncesto, este concepto me abrió los ojos: un tiro apresurado puede parecer bueno a primera vista, pero podrías estar sacrificando una oportunidad mucho mejor si no analizas la situación.
Imagina una posesión en un partido. El primer tiro abierto que veas podría ser tentador, pero hay que preguntarse: ¿Es mi arma la adecuada? Es decir, ¿estoy en mi rango de tiro? Además, ¿el resto de mi equipo está bien posicionado, listos para el rebote o en balance defensivo? Si no es así, quizás debas seguir "cazando", trabajando la posesión un poco más para encontrar una oportunidad mejor.
Nada revolucionario ¿verdad? ¿Lógico? ¿El agua moja? Probablemente, pero ¿entienden esto nuestros jugadores tan claro como nosotros?
La trampa del "Estoy solo"
A menudo, los jugadores justifican un tiro rápido con la frase: "¡Estaba solo!". Pero estar solo no siempre es sinónimo de que sea un buen tiro. Aquí es donde la metáfora de la caza cobra vida. Tal vez sí, tienes un tiro abierto, pero si no es el momento adecuado dentro de la posesión o del partido, podrías estar desperdiciando una mejor oportunidad. Hay que tener la paciencia de un cazador para encontrar ese "ciervo", es decir, el mejor tiro disponible, y entender que puede que sea tuyo o de un compañero, o que incluso gracias a tu trabajo otro jugador pueda cobrarse la presa para beneficio de toda la batida.
Otra pregunta que hay que forzar al jugador a hacerse es ¿te has preguntado por qué estas solo? Quizá no seas un buen tirador desde esa posición, quizá te estén invitando a tomar ese tiro...
Cómo mejorar la toma de decisiones
Desde que probé esta analogía con mis jugadoras, nuestra selección de tiro ha mejorado notablemente. El hecho de clarificar el concepto a través de una metáfora visual y sencilla hizo que entendieran cuándo y por qué deben optar por un tiro o generar una mejor opción. La selección de tiro no solo se trata de encontrar un espacio sin defensa, sino también de entender el contexto del partido, el momento de la posesión y las habilidades técnicas con las que cuentas.
Añadir datos y estadísticas para reforzar la lección
Si puedes complementar esta enseñanza con porcentajes de tiro, registros de tus sesiones semanales o clips de buenos y malos tiros, la comprensión será aún mayor. Los jugadores suelen necesitar pruebas tangibles para conectar todos estos puntos y mejorar su IQ . Mostrarles cuántos tiros rápidos y poco eficientes han lanzado puede ser un cambio revelador. Aunque esto pueda herir al deportista joven, es necesario desproveer nuestra información de tintes emocionales para generar este aprendizaje significativo y que tanto el jugador como el equipo se beneficien.
Reflexión final
Muchos entrenadores nos quejamos de que nuestros jugadores no "entienden el juego". Pero la clave es: ¿Cómo los estamos ayudando a entenderlo? Esta metáfora de la caza es solo una herramienta, pero muy efectiva, que nos puede servir para que nuestros jugadores reflexionen sobre su toma de decisiones y mejoren tanto en el presente como a largo plazo. El baloncesto es un juego complejo por su nivel de coordinación, reglamento y velocidad, y como entrenadores, es nuestra tarea brindarles las herramientas necesarias para interpretar lo que sucede de la mejor manera posible.
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