Es el mismo lamento una y otra vez: "Perdimos porque fallamos 20 tiros libres, así no se puede competir". ¿De verdad? ¿En serio te vas a quedar ahí, lamentándote, sin buscar soluciones? No estamos hablando de una pequeña molestia en el juego, hablamos de un área donde, aparentemente, muchos entrenadores eligen quejarse antes que tomar acción.
El tiro libre no es el único talón de Aquiles del baloncesto: rebotes perdidos y balones que se escapan como si quemaran también son favoritos en nuestros lamentos. La cuestión es que la mejora no va a llegar con quejas y dedos señalando; se necesita un enfoque más original y adaptado al contexto de cada equipo.
Alucinando con la élite más extrema
Hace unas semanas, visité una de las mejores y más grandes universidades de Estados Unidos, una de esas instituciones donde los recursos, la historia y los nombres tanto en los banquillos como en la cancha te hacen sentir que estás en un templo del baloncesto. Dentro del vestuario del equipo femenino tenían una gran pantalla que mostraba una clasificación dinámica de aciertos y fallos en tiros de 2, de 3 y, por supuesto, tiros libres. Pero no solo era la cantidad de lanzamientos, también los porcentajes y los errores estaban a la vista de todos.
Me quedé fascinado cuando vi cómo la tabla se actualizaba en tiempo real. Me explicaron que gracias a sensores en balones, canastas y zapatillas de las jugadoras, podían medir las distancias, los aciertos y los fallos, y actualizar esos datos, incluso cuando las jugadoras decidían tirar por su cuenta, fuera de las sesiones de entrenamiento de equipo. Esto no solo creaba una competencia interna, sino también una autocompetición brutal: todas querían mejorar sus números y porcentajes y mostrar al staff técnico su idoneidad para tomar parte del equipo.
Sabía que, al regresar a mi equipo universitario más humilde, no tendría acceso a esos recursos pero la semilla estaba plantada en mi cabeza, como en la película Origen. La mayoría de los equipos no tienen sensores, pantallas inteligentes ni vestuarios de última generación. Y ahí está el punto clave: no necesitas alta tecnología para encontrar soluciones.
Adaptación y Creatividad: El Camino para Mejorar
Cuando volví a mi equipo, sabía que tenía que integrar algo similar. No, no tenia dinero para integrar las mismas herramientas, pero eso no era excusa para no hacer nada. Decidimos crear un sistema de seguimiento del tiro libre que cualquiera puede implementar, sin importar el nivel en el que entrenes.
En nuestra cancha, utilizamos tres iPads (si estuviera entrenando en España, probablemente lo haría con tres simples hojas de papel) donde las jugadoras registran el número de aciertos en series de tiros libres.
Dos series de dos tiros libres, con la oportunidad de lanzar un tercer tiro si encestan los dos primeros. Lo simple, a veces, es más efectivo de lo que parece.
Lo hacemos durante dos breaks de tiro libre en el entrenamiento, siempre después de tareas de alta exigencia física para que las jugadoras sientan la fatiga, simulando así situaciones reales de partido. No tiene sentido tirar 50 tiros libres seguidos sin cansancio ni presión, lo cual es algo que yo mismo hice en el pasado y que, como comprobé, no tiene ninguna transferencia real al juego. Peor aún, frustrarse con los jugadores por fallar es una garantía segura de que los porcentajes seguirán estancados.
Este formulario sencillo (google forms) nos permite recibir datos en tiempo real en una tabla, donde se registran y suman automáticamente los resultados para mostrar al equipo el progreso semana a semana. No solo empuja a las jugadoras a mejorar, sino que también les da una razón para competir fuera de los entrenamientos. El impacto es claro: jugadoras que antes no prestaban atención al tiro libre ahora aprovechan cualquier momento libre para mejorar, y lo mejor de todo, es que las lesionadas, que normalmente se sienten fuera de la sesión, también pueden participar en esta "clasificación" sin perder el ritmo.
¿Entrenas? Pues diseña soluciones
Pero, al final, lo importante no es la estrategia en sí, es lo que implica para ti como entrenador. Este tipo de herramienta te obliga a diseñar sesiones más estructuradas, donde se tome en cuenta la fatiga, la presión y situaciones reales de partido. Le das un valor significativo a la tarea. Dejar que tus jugadores tiren tiros libres sin ningún contexto o sin validación es inútil. Lo he hecho antes, y los resultados son nulos.
Enfurecerse con tus jugadores no cambiará sus porcentajes. Lo que debes hacer es buscar estrategias adaptadas a tu realidad, a tus recursos, y a las necesidades de tus jugadores. Transforma esas quejas en elementos de mejora. Los lamentos vacíos solo fomentan la mediocridad y desmotivan tanto a ti como a tu equipo.
Bueno, puedes probar a seguirte lamentando sin implementar soluciones, ya me diras que tal te va!
Comments