Una vez acaben las restricciones impuestas por el covid en el mundo del deporte -que se están demostrando especialmente dramáticas en el deporte federado y sobre todo en el formativo- volveremos a nuestra realidad, que, en cuanto al tema que nos ocupa en este artículo, no es mucho más benévola.
Volveremos a la realidad de entrenamientos de 60 o como mucho 75 minutos, 2 o 3 veces a la semana para aquellos equipos de formación de la mayoría de clubes de baloncesto. Con un entrenador y como mucho un entrenador ayudante (difícilmente mucho mayor que los propios jugadores y que se encuentra también en etapa de formación) para atender a un grupo de jugadores/as de entre 8 y 12 miembros.
Y se nos pedirá, de forma extrínseca o intrínseca, que estos niños/as mejoren y que les demos todos los recursos que estén en nuestras manos. Para hacer esto, la pregunta que para mí es más importante es: ¿estamos utilizando de forma óptima el recurso más preciado del que disponemos, el tiempo?
Dominar un fundamento a la perfección: cuestión de tiempo
Está demostrado por varios estudios, especialmente en la obra de K. Andersen Erikson, que se requieren 10.000 horas de práctica intensa y deliberada para adquirir una habilidad de forma excelente en cualquier materia, esta formulación, popularizada y difundida por el escritor Malcom Gadwell implica que, en el caso de las condiciones descritas anteriormente (unas 4 horas semanales de práctica) nuestro grupo de jugadores/as necesitaría 48 años de entrenamiento con esta periodicidad para adquirir las habilidades que les queremos transmitir de forma excelente.
¿Que tenemos que hacer frente a esta situación? ¿Darnos por vencidos y tirar la toalla? Hay muchas posibilidades antes que ésta.
Estructura, contenido, y el jugador como protagonista del proceso
Por un lado, tenemos que estructurar y priorizar bien los contenidos que queremos transmitirles. ¿Cómo? Analizando qué tipo de jugadores queremos formar y cuáles serán las capacidades más importantes en la definición de estos y consecuentemente dedicar más tiempo a aquellas que más les ayudarán. ¿Esto significa enseñar un número limitado de habilidades? Rotundamente no, esto quiere decir mostrarlas todas, exponerlos a ellos para que puedan ser los propios jugadores/as los que puedan participar en la decisión sobre qué herramientas encuentran más útiles para su juego, de qué se enamoran y qué encuentran menos adaptable a sus habilidades actuales, al fin y al cabo son ellos los responsables últimos de qué tipo de jugador/a (y evidentemente también de persona) quieren llegar a ser. Una vez mostradas, profundizar en aquellas que por consenso o por decisión justificada o razonada creemos que influirán más en su carrera.
La pasión como motor de la evolución Pero por encima de todo, lo más importante que podemos hacer como conductores de un
grupo en categorías de formación con el fin de acercar a nuestros jugadores/as a la excelencia, no es sólo ser excelentes nosotros mismos en la preparación y ejecución de nuestras tareas sino sobre todo ser apasionados y transmitirles esta pasión, hacer que disfruten en todos y cada uno de los días que practiquen con nosotros, que sean ellos los primeros que se den cuenta que 4 horas a la semana son insuficientes para su voluntad de mejora. Si somos capaces de lograr esto, les estaremos haciendo el mejor regalo que podemos hacerles y sin duda estaremos acercándoles mucho más a su objetivo de lo que con nuestros conocimientos nunca podremos acercarlos. Si ellos realmente quieren, el mundo está lleno de recursos para su mejora y seguramente mucho más eficientes que el trabajo de un entrenador con 12 jugadores con habilidades, mentalidades y ambiciones diferentes intentando mejorar su técnica individual. Sin entrar a hablar de la cantidad de tiempo del que dispondrán en su vida para practicar el auto entrenamiento, que seguramente no sea la forma de mejora más eficiente, pero seguro es la que mejores resultados da a aquellos que realmente tienen el deseo suficiente para triunfar, podemos hablar de las formas guiadas de aprendizaje individualizado, también llamadas tecnificaciones.
La tecnificación: el boom del nuevo basket En los últimos años han proliferado en nuestro entorno espacios donde se puede desarrollar este tipo de trabajo, complementario siempre al entrenamiento ordinario de equipo pero con numerosas ventajas en cuanto a la mejora individual del jugador. Estas son sesiones específicamente preparadas para la mejora de uno o unos pocos jugadores en concreto, con características similares y en un punto de ambición o interés equiparable, conducidas por entrenadores especialmente interesados en este tipo de trabajo y por tanto con una atención al detalle totalmente personalizada que no se pueden encontrar en la mayoría de entrenamientos colectivos. Soul Basketball, es un buen ejemplo de ello. Estoy convencido de que este es el camino a seguir para aquellos que somos ambiciosos, la atención al detalle es lo que marca realmente la diferencia: diferentes tipos de detalles pero todos sumamente importantes.
Buscar la genialidad para llegar a la excelencia
Como entrenadores debemos saber diferenciar qué se necesita en cada momento y
distribuir correctamente la atención. En entrenamientos colectivos hay que focalizar en la comunicación, la relación entre los jugadores, la interpretación de las situaciones del juego, la pulcritud en la ejecución colectiva, la inteligencia competitiva y la capacidad de esfuerzo desinteresado (para listar una serie de capacidades determinados de los jugadores / as que quieren convertirse en élite).
En los entrenamientos individuales hay que focalizarse en la capacidad de interiorizar un gesto técnico, la pulcritud en la ejecución biomecánica, la potencia, la posición corporal, la capacidad de repetición intensa y deliberada, los pies, las manos, la mirada ... y tantas otras cosas.
Realmente es muy complicado que como entrenadores seamos capaces de dividir nuestra atención en todos estos aspectos individuales y colectivos a la vez si no somos geniales en nuestra tarea, por lo tanto seamos sinceros con los jugadores y aprendamos a diferenciar cada momento y guiémosles para que los aprovechen al máximo.
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